Luis Vaz de Camoens
Soneto CXII
El vaso reluciente y cristalino,
De ángeles, agua clara y olorosa,
De blanda seda ornado y fresca rosa,
Ligado con cabellos de oro fino:
Bien claro parecía el don divino,
Labrado por la mano artificiosa
De aquella blanca ninfa graciosa,
Más que el rubio lucero matutino.
Nel vaso vuestro cuerpo se figura,
Rajado de los blandos miembros bellos,
Y en el agua vuestra ánima tan pura:
La seda es la blancura, y los cabellos
Son las prisiones y la ligadura
Con que mi libertad fue asida de ellos.
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(Renacimiento en Francia)
Pierre Ronsard
Sonetos para Helena
Cuando seas muy vieja, a la luz de una vela
y al amor de la lumbre, devanando e hilando,
cantarás estos versos y dirás deslumbrada:
Me los hizo Ronsard cuando yo era más bella.
No habrá entonces sirvienta que al oír tus palabras,
aunque ya doblegada por el peso del sueño,
cuando suene mi nombre la cabeza no yerga
y bendiga tu nombre, inmortal por la gloria.
Yo seré bajo tierra descarnado fantasma
y a la sombra de mirtos1 tendré ya mi reposo;
para entonces serás una vieja encorvada
añorando mi amor, tus desdenes llorando.
Vive ahora, no aguardes a que llegue el mañana,
coge hoy mismo las rosas que te ofrece la vida.
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