Lorena Candeias Redondo
Escribí esto no hace mucho, y ya lo tengo publicado en mi blog, pero creo que éste es un buen sitio para que también esté publicado ^^
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La noche en que cerré mi trato con la luna todo se encontraba invadido por el más absoluto silencio. Ella brillaba en la oscuridad del cielo estrellado. Y la niebla se arremolinaba a su alrededor, una niebla fría que debía esfumarse cuanto antes.
Me lo mostraría. Aquello que había ocultado millones de años a todas las criaturas de la noche, yo lo vería. Expectante, esperaba con impaciencia el momento en que girase por completo su cuerpo celeste.
Hasta que, tímidamente, comenzó su rotación. Me puse en pie y alcé la cabeza, posando la mirada en su profunda belleza. Poco a poco me mostraba su secreto. Su luz se hacía cada vez más tenue, dando paso a las tinieblas. Y mientras ocultaba su rostro tras la sombra de la noche, pude observar en él una sonrisa cruel.
Era terriblemente bella. Y cuanto más la contemplaba, más me asustaba su espeluznante delicadeza. Mis más oscuros pensamientos invadían ahora mi mente. Había entregado mi alma a un sin fin de pesadillas que nublaban poco a poco mi vista. Sentía cómo cientos de cadenas me aprisionaban y me arrastraban junto a ella. Ya nada podía salvarme.
Ella me mostraría su secreto. Y noche tras noche yo la acompañaría en su lóbrega travesía.
Ésa era la cara oculta de la Luna.
Gracias, Lorena, por mostrarnos la otra cara de la luna. José Miguel
ResponderEliminar¿Has visto, José Miguel, lo bien que escribe esta niña? Además se le nota esa influencia terrorífica de Poe que tan arraigada tiene desde el curso pasado. Gracias, Lorena.
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