Edgar Allan Poe

Edgar Allan Poe
Edgar Allan Poe

20 de marzo de 2011

EL INTRUSO

Sentado cómodamente en un sofá, Gustavo miraba la tele. Solo la luz del
Televisor iluminaba la habitación. La noche se había hecho larga, Gustavo
Cambiaba continuamente de canal, como un autómata que solo ejecutaba
Esa función. Su mirada estaba como perdida, y aquella sucesión de imágenes
Parecía no tener efecto en el, salvo por la sonrisa estúpida e inmóvil que esbozaba.
Creyó oír un ruido, bajó el volumen de la tele y prestó atención. El ruido venía
Del cuarto mas cercano; caminando sigilosamente llegó hasta la puerta y arrimó
La oreja para escuchar mejor. El sonido parecía una mezcla de respiración ronca
Con gárgaras. Gustavo abrió la puerta y en la penumbra distinguió un cuerpo
Arrastrándose por el suelo, al encender la luz vio que era el hombre el que aún
Estaba vivo, la mujer yacía inmóvil sobre la cama enrojecida. Gustavo sacó una
Navaja de su bolsillo y se agachó para liquidar definitivamente al dueño de la
Casa. Regresó a la habitación en donde estaba y apagó el televisor, después
Salió por la misma puerta que había forzado para entrar a la casa. Se alejó
Caminando, con la sonrisa estúpida fija en el rostro.

He encontrado este texto y creo que es interesante

2 comentarios:

  1. Está muy bien. La próxima vez tienes que corregir la justificación del texto después de copiarlo de internet.

    ResponderEliminar